Cuando de repente nos cambian el plan, la rutina, los hábitos, nos sacan de nuestra zona de confort y nos vemos enfrentados a tomar decisiones en medio de un entorno complejo, desafiante, lleno de incertidumbre, de ambigüedad, todo nuestro sistema activa mecanismos de defensa que pueden ser de alerta para identificar los cambios y modificar nuestros modelos de conducta y pensamiento logrando avanzar; o nos bloquean para resistirnos a los mismos. Son dos formas de afrontar los cambios.
O re encuadramos y avanzamos o nos paralizamos y quedamos sembrados en el sufrimiento y el dolor. Cada uno elige o no, cómo afrontar el cambio brusco al que se está enfrentando.
El tema es cuando este abordaje no es opcional. Y todos tenemos que avanzar. Algunos lo harán más rápido que otros, serán más resilientes y se adaptarán más fácilmente. Pero estarán quienes cuentan con menos reservas emocionales y psicológicas y se paralizan, estancándose en emociones dolorosas y estados de ánimo negativos.
Es en estos momentos, en donde es necesario comprender la realidad de otros, sin juzgar, conectando con sus sentimientos y mostrando una genuina preocupación por sus problemas. Esto es empatía. Ponernos en el lugar del otro es complicado, algunas veces no surge naturalmente y hay que esforzarse. Cuide que la atención hacia el otro se dé honestamente, sin prejuicios.
Así como es importante prestar atención a las molestias, miedos y quejas de los demás, es clave prestar atención a las molestias de uno mismo. Llegar a la raíz de la molestia, de la queja: sin evadir, sino identificando y re encuadrando .
No confronte, no juzgue a quienes se paralizan ante un proceso de cambio que entró sin avisar. Pregunte, entienda y re encuadre ideas y comportamientos.
Al final todos, resilientes o resistentes han pasado por las mismas fases: miedo, shock, incertidumbre. Pero deben seguir adelante unos sumidos en el dolor o los otros avanzando con valor.
Un cambio que se dio sin transición, sin aviso, exige un esfuerzo aún mayor del líder.
No importa el escenario, una empresa grande, mediana pequeña, una comunidad, una familia. El líder está en el centro y debe contemplar varios escenarios, para conducir lo mejor posible en medio de la incertidumbre.
- Identifique a los integrantes más saludables emocionalmente y proponga y promueva el liderazgo personal: que cada uno sea un agente de cambio: motivador, entusiasta y positivo.
- Relaciónese mejor con los miembros de su equipo: establezca una comunicación clara, amable y comprensiva. Más escucha, más empatía.
- Haga un mapa de los talentos, habilidades y fortalezas de cada miembro del equipo. Es posible que al tener esa información logre adaptar al equipo a nuevas formas de trabajo, y a flexibilizar los procesos.
- Plantee metas de trabajo realistas.
- Confíe en su intuición y en su buen criterio, le pueden ayudar a superar los momentos de incertidumbre y facilitar la toma de decisiones.
- Modele cualidades de equipo tales como respeto, ayuda y cooperación.
- Tienda redes de apoyo, con pares, mentores o consultores. Exprese sus temores, preocupaciones y sentimientos. Busque su espacio y equilibrio.
Tal vez este sea el cambio más fuerte que haya tenido que vivir, pero no va a ser el único.
De la adversidad saldrá fortalecido. Porque se enfocará en lo que funciona, se reinventará Usted, su equipo y sus más cercanos, comprenderá a quienes se les dificulta adaptarse más rápidamente a los cambios y será más empático, más sensible.
Tenderá puentes que serán una vía hacia al progreso para Usted y para quienes lo rodean.
“Puede quedarse viendo las piedras atravesadas en su camino, o darles forma y alinearlas para escalar”
Pase del Dolor al Valor: esto hace un líder. Es un agente de cambio.